En el mundo hay muchas cosas asquerosas, y la primera de ella es perder a alguien que querías con tu vida. Y pucha, duele más que la mierda, principalmente porque era una persona muy importante para mí, y no fue por mi culpa del porqué se alejo; fue de las dos, y somos tan cobardes y orgullosas que no somos capaz de hablar una con la otra y pedir perdón. Pero, ¿de qué sirve el perdón? Cuando los cortes están hechos, cuando ya están cicatrizadas, cuando las lágrimas ya están derramadas por todas aquellas palabras hirientes que seguramente, no olvidaré jamás. Lo peor de todo ésto, es que ahora necesito a alguien que no está; y la extraño, porque yo daba todo por ella y ella solía darlo por mí. Ahora solo quiero verla y abrazarla hasta que me canse de tanto llorar, porque la extraño tanto... Y no hueon, no creo poder soportar más éste dolor de mierda que cada día me invade más por dentro. El tiempo no lo cura todo, el tiempo mata lenta y sigilosamente.

Extraño el 2015, cuando era feliz y no me preocupaba de que no fuera eso; ¿por qué no puede volver?
Y ahora, que ya no está a mi lado, lo comprendo todo. Nadie entiende mis chistes fomes mejor que ella, nadie consuela mejor que ella, nadie abraza igual que ella, nadie es mejor que ella. Y Dios, estoy tan jodidamente cansada. Tan cansada de mentir, tan cansada de controlar mi hambre que me consume cada vez más, ya no puedo soportar ni mi propio cuerpo. La necesito, la necesito demasiado. Quiero irme de éste maldito lugar que me sofoca y me ahoga; quiero ser feliz. ¿Tanto cuesta serlo? al parecer sí. Al parecer la felicidad es inalcanzable.
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